SALUD
5 de diciembre de 2023
Hospital Eurnekian de Ezeiza operaron con éxito de un quiste en el cerebro a un niño de 3 años
La operación fue encabezada por Exequiel Verdier, jefe del servicio de Neurocirugía Infantil. El protagonista fue un niño al que le habían realizado un control por un traumatismo de cráneo que no revestía gravedad. Sin embargo, en la tomografía le detectaron un quiste aracnoideo en el cerebro.
De la mano de profesionales sumamente calificados y directores que apuestan por jerarquizar cada día más la atención de los bonaerenses, el Hospital Alberto Eurnekian de Ezeiza volvió a ser testigo de una historia con final feliz gracias a una intervención quirúrgica de alta complejidad desarrollada por el servicio de neurocirugía infantil.
Este ha sido una de los casos más interesantes de los últimos tiempos en el nosocomio interzonal. El protagonista fue un niño de 3 años, quien fue llevado por sus padres para realizarse un control a raíz de un traumatismo de cráneo que no revestía gravedad. Sin embargo, en la tomografía le detectaron un quiste aracnoideo en el cerebro.
“Fue un verdadero hallazgo debido a que de no ser por ese traumatismo no hubiéramos detectado nada. En este caso era un quiste benigno de grado tres que requería por su tamaño una cirugía que fue programada”, explicó Exequiel Verdier, jefe del servicio de Neurocirugía Infantil en el Eurnekian.
Ante la consulta de qué podría haber ocurrido de no haberse detectado a tiempo el profesional que también trabaja en el Hospital Gutiérrez detalló: “El cerebro está normalmente envuelto con líquido cefalorraquídeo y cuando se producen estos quistes benignos, que nada tienen que ver con el cáncer, el líquido normal entra en el quiste pero no tiene forma de reabsorberse. Con el tiempo aumenta su tamaño hasta que puede empezar a generar síntomas y requiere ser operado”.
Una vez realizados los estudios complementarios se llevó adelante la cirugía a cielo abierto con un microscopio quirúrgico en la que se hace una apertura de la cavidad craneal y se “abren” las paredes del quiste, es decir, se comunica con la circulación normal que tiene el líquido permitiendo que pueda ir saliendo de a poco y dando lugar con el tiempo a que el cerebro pueda reabsorberlo.
“Se hace con un microscopio quirúrgico porque tenemos que ir fenestrando las membranas del quiste que están por lo general entre los nervios craneales o en otros lugares importantes como en el caso de este chico entre el nervio óptico y la arteria carótida, de manera que al ser estructuras muy delicadas hay que evitar dañarlas”, reveló Verdier.
Asimismo, remarcó: “Son cirugías de alta complejidad por las zonas nobles que se intervienen y además por tratarse de un chiquito de 3 años, que hace que todo sea más complejo porque los espacios son más pequeños para trabajar y al mismo tiempo requiere una anestesia más delicada”.
Felizmente, la intervención fue un éxito y el paciente fue dado de alta a las 72 horas con los correspondientes controles posteriores para supervisar que todo esté en orden. “La recuperación fue muy buena y ahora en dos meses es necesario hacer una nueva resonancia para ver cómo el cerebro va reabsorbiendo, otro control a los seis meses y uno al año. Si ahí vemos que el quiste no se ve en los estudios se da el alta definitiva”, señaló el profesional que trabaja en el Hospital de Ezeiza desde el 2021.
Verdier indicó que este tipo de patologías se ven más en pacientes pediátricos que en adultos, pero que son muy poco frecuentes. “No tengo la estadística nacional concreta, pero estos quistes por lo general representan menos del 1% de los casos”.