Según la acusación el 4 de septiembre de 2020, alrededor de las 02:10 horas, en el interior de una vivienda de la calle Nicaragua 1250 de la localidad de Carlos Spegazzini, en el partido de Ezeiza, Toledo y Olivares apuñalaron a una mujer con una cuchilla de 30 centímetros de largo en la espalda del lado izquierdo a la altura del corazón, causándole una herida punzo cortante profunda que le ocasionó la muerte. La víctima caminó unos metros y se desplomó en la calle Rio Turbio al 1000.

La ambulancia llegó al lugar casi al mismo tiempo que la policía local. En ese contexto, Toledo y su pareja quedaron detenidos como sospechosos del crimen.

El hecho fue investigado por la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 Descentralizada de Ezeiza, a cargo del fiscal Carlos Alberto Hassan.

Un crimen a traición

En su alegato, la fiscal Dimundo solicitó que se lo condene a Nicolás Emilio Toledo a 12 años de prisión por homicidio. “Quedó muy claro que Nancy no era una desconocida y que no trepó para ingresar a ningún lugar como intenta demostrar Toledo”, expresó la fiscal, adelantándose a la hipótesis que minutos después presentaría la defensa para asegurar que la víctima llegó con un cuchillo en la mano a la vivienda de los acusados, discutió con Olivares y Toledo la defendió.

En ese sentido, la representante del Misterio Público explicó que la víctima era adicta y que esa madrugada hubo “una discusión por tema de droga, pero en ningún momento existió una agresión por parte de la víctima”.

Luego indicó que la pareja no tenía ningún raspón y recordó la declaración de la médica forense que una hora antes había señalado que “no encontró heridas de defensa” en el cuerpo de la víctima.

“Esa herida era tan profunda que llegó al corazón. Hubo dolo directo de matar”, señaló.  Y agregó: “No se encuentra acreditado una agresión hacia él o terceros por el cual haya tenido que reaccionar como lo hizo”.

En tanto, para Maira Soledad Olivares la fiscal pidió la absolución al considerar que no advierte elementos de pruebas suficientes como para mantener la coautoría o algún grado de participación.

La defensa

A  su turno, Agustina Garamendy, la defensora oficial de los acusados, manifestó que “se imputó al único testigo presencial del hecho quitándole la única posibilidad de defensa al imputado. En ese caso, nunca hubo una prueba objetiva que indicara que Olivares había  tenido algún grado de participación”.

Luego pidió la absolución de Toledo señalando que su conducta está amparada por el artículo 34, inciso 6, que exime de responsabilidad penal a quienes actúen en defensa propia o de sus derechos.

“Una persona ingresó al domicilio de Toledo y él defendió su propiedad y su integridad física al haber sido amenazado con un cuchillo por parte de una mujer”, argumentó.

Asimismo, afirmó que está imputado “solo por rumores que intentaron construir algo que no se puede sostener” y añadió: “Simplemente llega a este juicio privado de su libertad por sus antecedentes”.

En sus últimas palabras, Toledo pidió disculpas a la familia de la víctima, quienes se encontraban en la Sala I del tercer piso de los tribunales.

“En ningún momento quise lastimar a nadie. Yo estaba en mi casa y pasó eso. No quiero que se arme una guerra entre las familias. Todo este tiempo tuve miedo de que le hagan algo a mi señora”, expresó entre lágrimas.

Los jueces del TOC 9 darán a conocer el veredicto y en su caso la sentencia la semana próxima.