La velita que lleva María resiste frente a la llovizna que cae en la plaza Belgrano. Es jubilada, de la mínima. Dice que pelea por sus nietos, por su tierra, por su derecho a vivir dignamente. «Sangre originaria», dice la señora. La que corre por las venas del pueblo jujeño. La que mancha las manos de sus gobernantes.