Cuando se trata de guerra y de honrar a la Patria, las barreras del género se diluyen, hecho que se evidencia con las palabras de Vesta: “Mi misión como comandante es demostrar que las mujeres no sólo sirven para hacer sopas y niños”.

Ella es solo una de las mujeres del servicio de reclutamiento del batallón de voluntarios Borz, una compañía militar privada que ofrece contrato de seis meses a las mujeres, con un salario de 220.000 dólares.

"Al principio no había mujeres, sólo hombres. Ahora sugerimos probar y crear un destacamento femenino de francotiradores y otro de drones”, continuó explicando Vesta. En caso de que la persona sea herida, recibirá entre uno y tres millones de dinero, mientras que, en caso de muerte, sus familiares recibirán cinco millones.

Cabe destacar que, al término del contrato, la mujer contratada será considerada como “veteranas de guerra”. Si bien recibirán instrucción durante un mes, es importante que, en lo posible, estén familiarizadas con el empleo de armas de fuego.

Dos mujeres, una francotiradora y otra sanitaria, admitieron públicamente formar parte de Borz, batallón comandado por Dmitri Zipir, nacido en Ucrania.

En Rusia, las mujeres no se encuentran obligadas a cumplir el servicio militar. De hecho, el presidente Viadímir Putin no incluyó a las mujeres en la movilización de los reservistas, sino que optó por ofrecer contratos profesionales a ciudadanos rusos e inmigrantes a cambio de la ciudadanía.