Alan explicó que, tras varios intentos fallidos de controlar su peso, decidió buscar ayuda profesional. Si bien en algún momento evaluó la posibilidad de hacerse una cirugía bariátrica, finalmente optó por sumarse a “Cuestión de peso” para trabajar un cambio profundo, no solo físico sino también emocional. “Necesito algo que me sirva, no algo que solo me ayude”, dijo, subrayando su deseo de aprender a sostener hábitos saludables en el tiempo. La historia de vida de Alan también estuvo atravesada por experiencias familiares complejas, como el vínculo ausente con su padre biológico y la crianza compartida entre su madre, su abuela y su tía. Sin embargo, destacó que esas vivencias lo impulsaron a convertirse en un padre presente y dedicado, con el foco puesto en disfrutar plenamente de su familia.

El programa mostró parte de su rutina diaria: un trabajo sedentario de más de 12 horas frente a la computadora, el hábito de comer dulces en secreto, el consumo de porciones abundantes y la dificultad para respirar después de algunos esfuerzos. Todo ello lo llevó a reconocer que necesita acompañamiento profesional para frenar el avance del problema. En su ingreso al ciclo, Alan fue recibido con aplausos por los participantes y el equipo del programa. Su peso inicial fue de 177,4 kilos. Los profesionales fijaron como objetivo semanal una baja de 1,4 kilos, y una meta final de 125 kilos, lo que implica un descenso total de 52 kilos. Convencido de que puede transformar su vida, aseguró estar dispuesto a atravesar el proceso y concentrarse en su propia historia, sin compararse con otros. “Soy un tipo feliz, pero sé que puedo ser más feliz”, expresó. Su sueño: verse flaco, recuperar su autoestima y volver a disfrutar de su vida sin limitaciones. Con su llegada, “Cuestión de peso” inicia un nuevo capítulo acompañando a Alan en este camino hacia la salud, el bienestar y la foto de la vida que anhela alcanzar.