Mató a su jefe y lo enterró en el patio de su casa para quedarase con todos sus bienes
Un escalofriante crimen fue descubierto por la Policía en Las Toninas, donde encontraron el cuerpo sin vida de Aarón Carlos Manuel González Rodríguez, quien estaba desaparecido desde hacía más de un mes.
El presunto asesino, Blas Maximiliano Sosa, era empleado de la víctima. Ahora está detenido cómo principal sospechoso en la causa. Aparentemente, el homicidio habría sido cometido por codicia.
González Rodríguez tenía 46 años y era propietario de una reconocida fábrica de pastas, cuyo cuerpo fue encontrado este miércoles por la noche, enterrado en el patio de su casa.
La investigación se inició el 14 de octubre de 2025, cuando Daniel Alejandro Di Menna, amigo de la víctima, denunció en la DDI Dolores que no tenía noticias de él, desde hacía aproximadamente seis semanas.
De acuerdo a su testimonio, solo había mantenido contacto con él a través de mensajes de texto por WhatsApp, en los que le pedía dinero y aseguraba que se encontraba de vacaciones en Brasil.
El denunciante sospechó que alguien más podría estar utilizando su teléfono, ya que el empresario rechazaba las llamadas y ofrecía excusas poco creíbles.
La Fiscalía 11 de Dolores, a cargo de Martín Prieto, y el Juzgado de Garantías 4, a cargo de Diego Zapiola, ordenaron medidas con colaboración de las áreas de Cibercrimen, DAIC Castelli e Inteligencia Criminal de Pinamar. Gracias al informe de Migraciones, determinaron que la víctima nunca había salido del país.
A partir de entonces, la lupa de la Justicia se puso sobre Blas Maximiliano Sosa, empleado del empresario desaparecido, quien según testigos y conversaciones de WhatsApp había quedado a cargo de los bienes, la propiedad y los vehículos del buscado.
Durante la madrugada de este jueves, la policía allanó dos domicilios en Las Toninas. En uno de ellos, en 36 N°126, donde residía Sosa junto a su esposa, la pareja admitió que González se encontraba muerto y que su cuerpo estaba enterrado en el fondo del patio.
Finalmente, el cadáver fue encontrado enterrado a un metro y medio de profundidad. Inmediatamente, la causa que había sido caratulada como “averiguación de paradero”, derivó en "robo agravado por codicia y homicidio”.
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