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7 de agosto de 2025
Adolescente enterrado al lado de la casa de Gustavo Cerati: un testigo "puso en la mira" a un ex compañero de escuela

El dato que llegó a la justicia fue proporcionado por un excompañero de ambos, quien vive en el exterior y se comunicó con la fiscalía al enterarse del hecho. En tanto, el fiscal Martín López Perrando informó que ambos estudiaron en la ENET N° 36.
Tras el hallazgo de los restos óseos de Diego Fernández, el adolescente desaparecido en 1984, en la vivienda contigua a la que habitó Gustavo Cerati del barrio de Coghlan, las piezas del misterioso hecho comienzan a encastrarse, ya que en las últimas horas, un testigo puso en la mira a un excompañero de colegio de la víctima.
Fuentes de la investigación indicaron que el dato surgió gracias a otro antiguo compañero de ambos, que vive en el exterior y se comunicó con la fiscalía tras enterarse de la noticia en el chat de egresados, por lo que el fiscal Martín López Perrando confirmó que Cristian Graf (hoy de 56 años) y Diego fueron compañeros en la ENET N° 36.
En tanto, el testigo sostuvo que Diego y Cristian eran amigos en la secundaria, y la identificación de los restos de Fernández en la casa de la familia Graf sacudió a todo el grupo.
Además, esta persona (se desconoce su nombre por el momento) declarará este jueves por Zoom y podría aportar la pieza que faltaba para que el fiscal cite a Graf a indagatoria por “homicidio”, aunque por el tiempo transcurrido, la causa probablemente será declarada prescripta.
Volviendo a lo ocurrido, el cuerpo de Fernández estuvo oculto 41 años en el jardín del chalet de la familia Graf, sobre avenida Congreso al 3700, y los Graf, que viven en ese lugar desde los años 70, se convirtieron en sospechosos, pero no obstante, nunca declararon ni como testigos ni como imputados.
Desaparición de Fernández
Aquel 26 de julio de 1984, Diego, de 16 años, volvió del colegio, almorzó con su mamá y le pidió plata para el colectivo, dijo que iba a lo de un amigo, pero nunca se supo de quién se trataba. Esa tarde fue la última vez que lo vieron, en la esquina de Naón y Monroe del barrio de Belgrano.
Cuando se hizo de noche y Diego no volvió a su casa, los padres del adolescente fueron a la comisaría 39, pero no les tomaron la denuncia. “Se fue con una mina, ya va a volver”, fue la respuesta de la policía por lo que los padres de Diego nunca dejaron de buscarlo. Repartieron panfletos, golpearon puertas y lograron una entrevista en la revista ¡Esto!, que quedó guardada en la Biblioteca Nacional.
“La Policía dice que tiene tres mil casos iguales. Desde el primer momento lo caratularon ‘fuga de hogar’. Yo protesté, pero como si nada. ¿Qué quiere que investiguen si ya dan por sentado que él se fue, no que me lo robaron?”, contó Juan Benigno, el papá de Diego, dos años después de su desaparición.
Cuarenta años después, el misterio empezó a resolverse de casualidad, ya que el 20 de mayo pasado, unos obreros que levantaban una medianera en Congreso 3748 encontraron huesos humanos tras un derrumbe. El terreno había pertenecido a una casona donde vivieron la artista Marina Olmi y el músico Gustavo Cerati.
En tanto, un sobrino de Diego, al ver la noticia, ató cabos: la edad, vestimenta y lugar, y sospechó que podía tratarse de su tío, y no se equivocó. Una prueba de ADN realizada por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) confirmó que los 150 huesos que encontraron en el jardín del chalet de avenida Congreso 3742 eran de Diego Fernández.
El informe del EAAF reveló detalles escalofriantes: Diego recibió un puntazo mortal en la cuarta costilla derecha, luego, intentaron descuartizarlo con un serrucho, pero no lo lograron. La fosa donde lo enterraron tenía apenas 60 centímetros de profundidad, cavada con apuro.
Entre los restos, la Policía Científica también encontró una suela de zapato número 41, un corbatín azul de colegio, un llavero naranja con una llave, un reloj Casio con calculadora (modelo CA-90, fabricado en 1982) y una moneda de 5 yenes, que los jóvenes usaban como amuleto.
El fiscal López Perrando busca reconstruir qué fue lo que pasó y todo apunta a que el primer paso será citar a los dueños del chalet donde apareció el cuerpo: una mujer anciana y sus dos hijos, de apellido Graf.
¿Quién era Diego Fernández?
Fernández jugaba al fútbol en el club Excursionistas y entrenaba todos los días menos los jueves, iba a la ENET N° 36 y llevaba su uniforme el día que desapareció. Además, el club expresó su dolor en redes sociales tras la identificación del cuerpo y envió sus condolencias a la familia.
“Enviamos nuestras condolencias y un fuerte abrazo, deseamos que su alma finalmente pueda descansar en paz”, expresó la institución en sus redes sociales en un emotivo mensaje hacia la familia de Fernández Lima.