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POLICIALES

8 de noviembre de 2025

La fiscalía pidió prisión perpetua para la empleada doméstica que confesó haber matado a su jefe en Pilar

Ante el Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de San Isidro, Rosalía Paniagua se quebró y dijo que asesinó al empresario Roberto Eduardo Wolfenson. “Se me fue todo de las manos”, reconoció en la audiencia.

En el juicio por el crimen del empresario Roberto Eduardo Worlfenson en Pilar, la fiscalía pidió este viernes la pena de prisión perpetua para Rosalía Paniagua, quien confesó haberlo matado. La fiscal Laura Capra hizo el pedido ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°4 de San Isidro, conformada por los jueces Esteban Andrejín, Victoria Santamarina y Osvaldo Rossi, que darán a conocer su veredicto el 20 de noviembre. La mujer, de nacionalidad paraguaya, es juzgada por el crimen del empresario de 71 años, ocurrido el 22 de febrero de 2024 en el country La Delfina, en Pilar. La fiscalía la acusa de “robo calificado por el uso de arma en forma impropia en concurso real con homicidio criminis causa”. En la audiencia del miércoles, Paniagua se vio acorralada por las pruebas en su contra y confesó ante los jueces. Contó que Wolfenson la encontró robando un celular y le advirtió: “Te voy a denunciar”. Según su versión, ahí comenzó una pelea. Primero le dio un cabezazo, lo tiró al piso, le pegó una patada en el pecho y, finalmente, lo ahorcó con un colgante antes de irse de la casa. La escena del crimen fue la habitación de huéspedes. La autopsia confirmó que Wolfenson murió asfixiado y que había ADN de Paniagua debajo de sus uñas, lo que es una prueba clave para los investigadores. “Se me fue todo de las manos”, indicó la única acusada frente a los jueces durante su confesión. Las pruebas El día del crimen, las cerraduras de la casa no estaban forzadas y todo estaba en orden. Solo Paniagua había estado en la casa durante su horario habitual, entre las 8 y las 13. En ese lapso, se llevó un celular, un parlante bluetooth, un cuchillo de cocina, un candelabro de bronce tipo Menorah, guantes de limpieza, joyas de plata, $900.000 y USD 300. Las cámaras del country registraron su salida y, más tarde, fue vista en la estación de tren de Presidente Derqui, donde intentó manipular el celular robado y extrajo el chip. El teléfono fue ofrecido a la venta por la pareja de la acusada, según declaró un vecino. El candelabro, en tanto, fue vendido en un local de compra de metales y el dueño reconoció la pieza. La perito criminalística Débora Paula Albornoz fue contundente: “No existen indicios de la participación de un coimputado o una tercera persona, además de Wolfenson y Paniagua. Entiendo que hubo lucha, ya que los cabellos que se recolectaron en el lugar del hecho son cabellos que se desprendieron por una lucha o forcejeo”.

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